La división del citoplasma normalmente se inicia ya al final de la anafase de tal manera que se solapa en parte con la telofase. El proceso es distinto según se trate de células animales o vegetales.
En las células animales consiste en una simple estrangulación de la célula a la altura del ecuador del huso acromático. Esta estrangulación se produce gracias a la acción de proteínas contráctiles (filamentos de actina y miosina) que, ligadas a la membrana plasmática, formarán un anillo contráctil formándose un anillo de segmentación. La división es por estrangulación.
En las células vegetales la citocinesis ocurre a partir de un tabique que aparece en la zona ecuatorial y que llamamos fragmoplasto. El fragmoplasto se forma por la agrupación y fusión de vesículas que provienen de los dictiosomas del aparato de Golgi, del retículo endoplasmático... que contienen los precursores de la pared primaria. La división no es completa, se mantienen algunos poros de comunicación entre ambas células hijas: los plasmodesmos, que permiten que las células vegetales vecinas puedan comunicarse a pesar de la pared de celulosa que cubre sus membranas plasmáticas.
También debemos indicar que en algunas ocasiones, por ejemplo en los hongos, a la cariocinesis no sigue una citocinesis y el resultado es la formación de masas de células no separadas por membranas plasmáticas y que parecen una gran célula con muchos núcleos envueltos en una única membrana. Esta formación multicelular recibe el nombre de plasmodio.
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